El juez de la Corte Suprema Horacio Rosatti reconoció hoy que dentro del máximo tribunal hay «disputas, disensos y discusiones» y admitió que falta «celeridad» en la Justicia por lo que debe «ponerse en línea con las necesidades de la gente», al tiempo que se mostró «optimista» respecto de próximos fallos.

«Disputas, disensos, discusiones en los acuerdos hay casi siempre. Que a veces trasciendan, o no, es otro tema. Si me dice si soy íntimo amigo de los ministros de la Corte, le digo que no», sostuvo el magistrado.

En medio de la tensión interna que vive el tribunal tras la asunción de Carlos Rosenkrantz, Rosatti afirmó que «todos hablan con todos, todos los días».

«Cumplimos con nuestra función, para eso nos pagan, para dictar sentencias y no para hacer amigos. No somos enemigos.

Debate hay siempre, pretender que eso sea una patología es no comprender cómo funciona un órgano colegiado», señaló.

En una entrevista con La Nación, el integrante del máximo tribunal remarcó que «hay que trabajar para tener calidad y celeridad» en la Justicia.

Respecto a los cambios que planea introducir Rosenkrantz en la Corte, Rosatti manifestó: «Tenemos la expectativa de que la organización haga los ajustes necesarios para ponerse en línea con las necesidades de la gente».

Y agregó: «Tengo mucho optimismo respecto de los fallos que vamos a sacar en los próximos meses. Vamos a estar a la altura de lo que la gente pretende de nosotros. Vamos a exhibir sentencias con calidad doctrinaria y con la mayor celeridad posible. Ahora, como votemos cada uno, es diferente».

En ese sentido, al ser consultado sobre qué falta en el máximo tribunal, Rosatti respondió «celeridad», así como consideró que la Justicia le debe «ejemplaridad moral» a la ciudadanía.

«Estamos trabajando casi al límite. En esta vocalía tenemos la decisión de no tener un expediente más de 90 días», destacó.

Y, respecto a la situación de la Justicia, destacó que falta «ejemplaridad moral»: «Sin ello es difícil tener credibilidad para impulsar un cambio. Hay una percepción de que hay fallas y hay que corregirlas. Después está el compromiso por la transparencia y la celeridad. La gente quiere saber sobre nuestra vida, nuestro patrimonio».

Para ello, consideró que uno de los caminos es promover los juicios políticos contra los magistrados: «Lo que se ve mal denunciarlo. Para eso hay un Consejo de la Magistratura. Y el otro es indagar, saber preguntar mediante los mecanismos de acceso a la información. Si hay credibilidad es posible el cambio, si no, es imposible. Hay resistencias, a veces corporativas».

Asimismo, el magistrado definió como «total» a la independencia de la Corte Suprema respecto del Poder Ejecutivo y consideró que «eso habla bien» de ambas áreas.

«Nuestra aspiración y expectativa es que se mantenga de la misma manera», añadió.

Respecto a la relación del presidente Mauricio Macri con la Justicia, el juez aseguró que el mandatario «se ha mostrado con la Corte muy respetuoso».

«Nunca me han llamado por un expediente. El juez que se siente presionado debe denunciarlo o renunciar», planteó.

Por otra parte, Rosatti, que fue ministro de Justicia durante la Presidencia de Néstor Kirchner, ratificó su «origen justicialista que marca un compromiso con el sistema democrático y una forma de ver la realidad», aunque aclaró: «Todos tenemos una historia personal y votamos según ella, más o menos explícitamente. Lo importante es que ese pasado no se proyecte en un compromiso de voto concreto del presente. El valor es participar de los principios de un sistema democrático».

También se refirió al impacto de la causa de los cuadernos y aseveró que «todo proceso que lleve a mayores niveles de transparencia es bienvenido, sin hacer juicios de valor sobre este caso. Hay que ir por la verdad. Y probablemente traiga transformaciones en la valoración de la figura del arrepentido».

Finalmente, el integrante de la Corte Suprema ratificó su posición respecto a que los jueces deben pagar el impuesto a las ganancias: «Tengo una posición histórica sobre este tema que se remite a un fallo como conjuez de la Corte, donde voté en 2006 en favor de la aplicación de una ley que así lo preveía sobre una acordada. Pero no puedo adelantar opinión en un caso sobre el que tenemos que resolver».