El Centro INTI Villa Regina junto al INTA acaban de editar el libro Variedades no tradicionales de Vitis Vinífera; donde plasman el trabajo que vienen realizando para el fortalecimiento productivo regional.

El área de Vitícola Patagonia Norte comprende a las provincias de Río Negro y Neuquén y sur de La Pampa sobre las márgenes de los ríos Negro y Colorado. La superficie cultivada con vid en ambas provincias, según el Censo Vitícola Nacional realizado por el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV, año 2010/2011), es de 3399 ha. Ambas provincias tienen diferentes trayectorias productivas en el cultivo de la vid.

La provincia de Río Negro cuenta con una historia vitivinícola de más de 100 años donde la viticultura era a principal actividad junto a la producción de pasturas. Hace 40, años existían 17000 ha que fueron reemplazadas por cultivares de peras y manzanas al ser más rentable la actividad por las exportaciones. En el caso de Neuquén, es una provincia relativamente nueva en el cultivo de la vid, donde el 95 por ciento  de su superficie se plantó a partir del año 2001. El volumen elaborado entre ambas provincias no supera el 0,7 por ciento  del vino elaborado a nivel nacional. Si bien ésta participación es muy baja, Patagonia Norte se destaca por la calidad sobresalientes de sus vinos y por la sanidad de sus viñedos que son los vinos más australes del país.

En ambas provincias norpatagónicas la fruticultura es una de las actividades económicas más importante en la región.  El cultivo de vid en relación a la superficie frutícola total de cada provincia, representa un 17.45 por ciento  para la Provincia de Neuquén  y un cuatro por ciento  en Río Negro.

Del total de la superficie correspondiente a variedades con alta demanda en el mercado, el 78,7 por ciento  está representado por el Malbec, Merlot, Cabernet Sauvignon y Pinot Noir.

La industria vitivinícola nacional ha realizado un gran esfuerzo en educar al consumidor Argentino y hoy las exigencias del mercado interno en cuanto a calidad y diversidad de variedades es tan dinámico como el internacional. Existen nichos bien definidos por edades, con consumidores tradicionales y fieles a marcas más reconocidas del mercado y aquellos ávidos de explorar nuevos sabores, estilos, marcas y vinos de distintas regiones del país.

Siguiendo el dinamismo económico que históricamente la ha caracterizado,  hoy la región Norpatagónica  camina en búsqueda de  una identidad propia que vaya más allá de las condiciones agroambientales que distinguen esta  zona.  Y esto no se puede hacer sin el apoyo técnico asociado a la renovación varietal y mejoras tecnológicas en campo y bodegas. Cabe recordar que las  industrias australianas y neozelandesas fueron capaces de posicionarse en los mercados internacionales rápida y prolijamente gracias al arsenal técnico aportado por universidades e institutos de investigación trabajando codo a codo con la industria.

En este sentido, la EEA Alto Valle de INTA ha hecho históricamente su aporte contribuyendo con conocimiento agronómico y estudiando la adaptación de varietales a este terroir. Hace pocos años, se sumó el INTI a este grupo de investigación, con un laboratorio de microvinificacion  que permite evaluar el potencial enológico de las variedades de la colección de INTA.

Así se han explorado por espacio de 8 años, 17 variedades no tradicionalmente cultivadas en Argentina como Ancellota, Petit Verdot, Caladoc, Nero Davola, Rondinella, Touriga Nacional, Croatina, Garnacha,  Nebbiolo, Corvina Veronese entre las tintas y Verdicchio, Riesling, Viognier, Pinot Grigio entre las blancas. Año tras año realizan microvnificaciones en condiciones controladas con mínima intervención enológica a fin de resaltar las virtudes de las uvas.  Los vinos elaborados se caracterizaron desde el punto de vista fisicoquímico  y sensorial y se pusieron a consideración de la industria a fin de evaluar la calidad de los mismos. Los resultados de estas experiencias fueron volcados en un libro digital denominado Variedades no tradicionales de vitis vinífera.

Un tema de interés planteado por la industria local es el estudio del comportamiento de los diferentes clones de las variedades tradicionales como Malbec y Merlot y del Pinot Noir.  Los clones provienen de la selección de una sola planta considerada como la mejor y que luego es multiplicada, para que  los hijos sean idénticos a la madre. Genéticamente los individuos son iguales por lo que, debido a esto, no hay variabilidad en el viñedo. Suele decirse que a los vinos elaborados con clones, les falta complejidad. Sin embargo, cuando se desea producir volúmenes de vino en cantidad con una adecuada calidad, es una de las mejores opciones, ya que se puede estandarizar la producción, en detrimento de la complejidad del vino.

Un capítulo aparte se lo dedica a la elaboración del Pinot Noir y al estudio de sus diferentes clones. Las bayas Pinot Noir (como los vinos que producen) generalmente tienen taninos bajos, una protección natural contra las plagas y la radiación UV. Estas características hacen de Pinot Noir una uva difícil de cultivar y de vinificar. Más que otras uvas, se desarrolla en un suelo bien drenado y necesita condiciones secas, y clima fresco, condiciones que se cumplen en la norpatagonia, ya que sus sabores sutiles se «cocinan» dentro de la fina piel de la uva con el exceso de calor y sol.  Pinot es uva propensa a frecuentes mutaciones que modifican sus características como el color, taninos y sabor. Solo en Francia existen más de 50 clones de Pinot Noir reconocidos oficialmente, en comparación a los 25 de Cabernet Sauvignon. Clones famosos de Pinot Noir de Borgoña  incluyen 115, 667 y 777.  Estos últimos en proceso de evaluación enológica en estos momentos en el laboratorio de microvinifacion.

Se pretende con este trabajo encontrar variedades y clones de mayor potencial para poder responder en cierta forma preguntas  que nos hacemos como ¿en qué se diferencia el Malbec de nuestra región respecto del de Mendoza? O resurgir las bondades del Merlot, variedad relegada a cortes cuando en nuestra región tiene siempre fue emblemática dando excelentes vinos  con un potencial importante.  O bien fundamentar, desde el punto de vista  técnico que el Pinot Noir de la Patagonia, es uno de los mejores del país.

Es un trabajo lento, no exento de dificultades donde los enólogos  de la región -jóvenes mendocinos mayoritariamente- van tomando paulatinamente los resultados de estas investigaciones para  impartir a los vinos de la región, una impronta única con aires  cargados de innovación.

Terroir es un término francés que equivale al término español terruño.​ Ambos provienen del latín terra.​ Su uso se ha extendido a otras lenguas para designar a una extensión geográfica bien delimitada y homogénea (no necesariamente correspondiente a alguna división política) que presenta alguna particularidad llamativa en su producción agrícola. Originalmente fue un término francés para el vino, el café y el té usado para denotar las características especiales que la geografía, la geología y el clima de un determinado lugar otorgan a determinadas variedades.