Los linfomas son un conjunto de tumores malignos que se originan por un crecimiento anormal de las células que se desarrollan en el sistema linfático, que forma parte del sistema inmunológico y está compuesto por una amplia red de ganglios linfáticos.

Estos ganglios pueden encontrarse a lo largo de todo el cuerpo: axilas, ingles, cuello, tórax, abdomen, amígdalas, tubo digestivo, bazo, timo y médula ósea.

El médico e investigador Ernesto Crescenti, director del «Instituto de Inmunooncología Dr. Ernesto J.V. Crescenti», explicó que «por el sistema linfático circulan linfocitos, un tipo de glóbulos blancos de la sangre que son de gran importancia en el control de las infecciones y agresiones externas».

«Los linfomas se desencadenan por una alteración de dichas células, que se multiplican de modo anómalo en los ganglios linfáticos formando tumores», señaló Crescenti.

Existen varios tipos de linfomas: El linfoma de Hodgkin es uno de los más frecuentes y su incidencia va en aumento. Su síntoma más visible es la presencia de un ganglio linfático de gran tamaño, que puede afectar a los ganglios del cuello y los cercanos a los pulmones, el hígado o la médula ósea. La población de riesgo de este tipo de cáncer son las personas de 15 a 30 años y los pacientes con VIH.

Los demás tipos de linfoma, no Hodgkin, comienzan cuando un tipo de glóbulos blancos se vuelven anormales y se distribuyen a distintas partes del cuerpo.

Afectan en mayor medida a hombres que a mujeres y la mayoría de los casos se encuentran entre los 60 y 70 años, sin embargo, algunos tipos de linfoma son más comunes en jóvenes.

«Los síntomas varían según cada persona e incluso pueden no presentarse. En algunos pacientes los signos son más visibles, como los ganglios linfáticos de gran tamaño que pueden ser palpados fácilmente y en otros, pueden aparecen en zonas menos accesibles, pasando inadvertidos», señaló el investigador.

Crescenti remarcó que «además de la hinchazón indolora en los ganglios linfáticos, el paciente puede experimentar los siguientes síntomas: fiebre (especialmente por la noche), sudores, escalofríos o cambios de temperatura, pérdida de peso inexplicable, pérdida de apetito, fatiga y cansancio inusuales, tos persistente, disnea (falta de aire), picazón persistente en todo el cuerpo sin causa aparente o sarpullido, inflamación en las amígdalas y dolor de cabeza».

«Para diagnosticar el linfoma, el médico realizará un examen físico que incluirá análisis de sangre, análisis de imágenes y una biopsia. Para reducir las probabilidades de padecer la enfermedad se recomienda llevar un estilo de vida saludable y asistir al médico de inmediato en caso de tener algún signo que le preocupe.

Se debe tener en cuenta que los síntomas mencionados pueden ser producto de otro tipo de afecciones», concluyó.