REVELAN LA EVOLUCIÒN DEL PALO SANTO DURANTE LA ERA DE HIELO
- 17 octubre, 2018
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Un equipo de investigadores del INTA y del Conicet demostró que el bosque seco del Gran Chaco Americano, refugio de esta especie arbórea, se mantuvo con un clima estable durante el Pleistoceno. Este estudio mejora la comprensión de los refugios climáticos.
La historia evolutiva de Bulnesia sarmientoi –conocido vulgarmente como palo santo– en el bosque del Gran Chaco Americano presenta zonas de diversidad genética que concuerdan con áreas climáticamente estables. Un estudio realizado por investigadores del INTA y del Conicet reveló que existieron áreas geográficas climáticamente estables, durante los períodos glaciales del Pleistoceno, en uno de los bosques secos más grandes del mundo.
“Los Bosques Secos Neotropicales son puntos importantes de biodiversidad caracterizados por niveles de intermedios a altos en riqueza de especies y endemismos”, señaló Gonzalo Andrés Camps, becario Conicet en el Instituto de Fisiología y Recursos Genéticos Vegetales del Centro de Investigaciones Agropecuarias (IFRGV, CIAP) del INTA en Córdoba.
Los bosques de Bulnesia sarmientoi expandieron su población durante los períodos glaciales del Pleistoceno, en tanto que durante los periodos interglaciales habrían pasado por estabilidad de rango poblacional, aunque con expansión demográfica y diversificación genética.
“Estos bosques se han visto menos afectados por impactos glaciales drásticos que otros biomas”, indicó Camps quien aseguró que “los bosques secos experimentaron eventos de expansión poblacional durante los períodos glaciales, y durante los períodos interglaciales, experimentaron estancamiento de la población”.
Camps es biólogo y está dedicado al estudio del ordenamiento del recurso genético Bulnesia sarmientoi(Zygophyllaceae) presente en el Gran Chaco Americano, un área que abarca unos 800.000 kilómetros cuadrados entre la Argentina, Bolivia, Paraguay y Brasil.
De acuerdo con Camps, los resultados alcanzados indican que “esta especie se habría separado de otra Bulnesia al comienzo del Plioceno, hace unos cinco millones de años, con diversificación de los linajes actuales que ocurren en el Pleistoceno, es decir, entre 1.4 – 1.1 millones de años”.
El Pleistoceno se caracterizó por su inestabilidad climática, con épocas glaciales sucedidas por períodos interglaciares en los que el clima fue más templado y produjo deshielo generalizado.
En este contexto, a medida que las condiciones climáticas cambiaban, el bosque seco del Chaco se expandió de sur a noreste, pero este cambio fue restringido durante el último máximo glacial (LGM, siglas en inglés), hace aproximadamente unos 20.000 años, y por las áreas estables del Bosque Tropical Estacionalmente Seco (SDTF, siglas en inglés) al norte y al este de la distribución actual.
Los resultados del estudio permitieron identificar un área refugio en el Chaco seco que “se mantuvo estable climáticamente a lo largo del tiempo, durante los últimos 120 mil años, en consonancia con un área de alta diversidad genética y con la ubicación espacial del óptimo climático de la especie”.
Para el estudio, Camps junto con Anibal Verga –especialista del IFRGV del INTA–, Alicia Sérsic y Andrea Cosacov –del Laboratorio de Ecología Evolutiva – Biología Floral del Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal (IMBIV), CONICET-Universidad Nacional de Córdoba– y Enrique Martínez-Meyer –del departamento de Zoología de la Universidad Nacional Autónoma de México– aplicaron conocimientos de filogeografía y geoestadística.
Asimismo, basados en dos marcadores de cloroplastos (presente en las células vegetales) y modelos de nicho sustentados en algoritmos múltiples (para evaluar cambios en la distribución), tanto para el pasado como para el presente, pudieron analizar si durante los períodos glaciales el rango geográfico del palo santo fue estable o si se sometió a retracciones y expansiones en el espacio y el tiempo.
La investigación fue recientemente publicada en la revista Biological Journal, de la Sociedad Linneana de Londres –Inglaterra– y forma parte de las medidas impulsadas para conocer su distribución y abarcar la variabilidad genética de la especie, información que brindará herramientas para su ordenamiento territorial.