Por José Narosky* .

Se acerca el día del niño y fluyen los recuerdos de los juegos y juguetes de mi infancia y de las generaciones que fueron transcurriendo hasta llegada mi madurez.. Veo, con algo de nostalgia pero también con satisfacción cuanto ha cambiado el mundo del entretenimiento infantil, cambios que tienen un costado positivo y a mi entender algunos aspectos no solo negativos, sino también preocupantes.

Amar a los niños, no significa comprenderlos. Ellos aventajan al hombre en su ilusión por el día siguiente.

En primer lugar, quisiera hacer una distinción entre juegos y juguetes.

El juego es la actividad que se realiza generalmente para divertirse o entretenerse y en la que se ejercita alguna capacidad o destreza.

El juego tanto en niños como en adultos, generó desde sus orígenes un motivo para reunirse.

Jugar también puede entenderse como la actividad recreativa física o mental en la que compiten dos o más personas respetando unas reglas.

Por ello recordemos que los niños son como páginas en blanco.

Por ende debemos escribirlas con guantes. Los juguetes, son objeto que sirven para que los niños jueguen y desarrollen una actividad de entretenimiento.

Cuando yo era un niño, el juego se desarrollaba principalmente en las veredas y las plazas, en el barrio. La rayuela para las niñas, la escondida, la mancha en todas sus versiones, el rango, la pelota de futbol y los paseos en bicicleta, eran los que dominaban nuestra cotidianeidad.

Los juguetes eran: la bolita, que permitía diferentes versiones de juego como el Opi, o la Troya; los autitos de plástico, y los soldaditos. Las muñecas y mini cocinas eran los juguetes preferidos de las nenas.

El Ajedrez, los dados y el dominó reinaban en el mundo del juego de los adultos, junto a los juegos de cartas como el Truco, la Escoba, el Chinchón y el Tute cabrero.

No olvidemos que el mejor obsequio para un niño es regalarle felicidad. Así es que en la década del 60 y 70 Aparecieron los primeros juegos de mesa como el Operando, el Estanciero, e irrumpieron las pisolitas de cebita, el Ludo y el Mecano entraron en escena.

A mediados de los 70 la muñeca Barbie comienza a expandirse, los álbumes de figuritas, regalan premios como pelotas de futbol para quien los completase.

La década del 80 en adelante, está marcada por una irrupción de la tecnología, aparecen los videojuegos con su padre el Atari; aparecen el Sega, y el Super Nintendo.

Con el cambio de los juguetes, los juegos comienzan a cambiar.

Las primeras computadoras hogareñas toman la iniciativa.

Aparecen los juegos de Rol y los juegos en red. El juego en la vereda empieza a retroceder para desarrollarse en los livings de las casas, y en las habitaciones de los niños.

El encuentro cara a cara, el contacto personal, la visita a tomar la leche a la casa de un amiguito, caen a manos de un nuevo modo de juego y de los nuevos juguetes virtuales. La violencia social y la inseguridad, dieron un golpe mortal a los juegos en las plazas y las veredas.

Los padres, con atinado sentido común, temen por la integridad de sus hijos, en una sociedad en la que para robar un par de zapatillas o un celular, el precio puede ser la vida de la víctima.

La gran visagra de la modernidad en el juego, la establece la PlayStation I que marca una senda que hoy llega a su versión 4 en la que ya si bien hay juegos en Cd., el juego únicamente con la consola, casi no se usa. .

El juego de hoy es online, se desarrolla en un espacio virtual, los juegos se adquieren via Wii Fi, y el juego es instantaneo, simultaneo con jugadores de todas las edades y de cualquier parte del mundo.

Hay una nueva realidad que tal vez a los adultos nos cueste comprender.

Una especie de vereda o plaza, pero virtual. Al principio, las largas horas de niños y adolescentes frente a la pantalla alarmaba a los padres por el «Aislamiento» que provocaba. Esa preocupación se diluyó por las nuevas funciones de los juegos como el uso de auriculares con micrófono y dialogo entre jugadores.

El que juega hoy online no esta aislado y ensimismado con una máquina, sino que habla y actúa en dialogo y coordinación constante con otras personas.

El desarrollo de la telefonía celular y las tabletas, que son una suerte de computadora ultra portátil, les dio el último y más mortal golpe a los juegos tradicionales, a los juegos del encuentro, de mirarse a los ojos.

El celular se ha convertido en un centro integrado de entretenimiento, donde niños desde edades de jardín de infantes, ya descargan sus juegos, miran videos y juegan en todas las variantes posibles.

La infancia, trae consigo la necesidad de jugar, y el juego es el alimento más nutritivo para el espíritu de un niño, sería bueno pensar como recuperar lo bueno del juego y los juguetes para que funcionen en equilibrio con los juegos y juguetes de la tecnología.

Porque con todos su méritos y virtudes, nada puede reemplazar el sentido humano del encuentro, del dialogo directo y no virtual, de vivir una realidad más humanizada.

Mejor el espíritu de la niñez, más grandes y elevados serán los hombres de mañana. Porque en ser humano que somos siempre estará el niño que fuimos. Quien defrauda a un niño, asesina ilusiones.

JS/AMR * Escritor argentino, principalmente de aforismos.