El secretario de Programación Económica de la Nación, Gabriel Rubinstein, cuestionó a economistas de Juntos por el Cambio por descalificar lo que describió como un «canje exitoso» de deuda y los llamó a aportar para lograr el objetivo del equilibrio fiscal.

Rubinstein recordó que la operación «recibió muy bien este logro» en alusión al canje alcanzado el 9 de diciembre, que permitió extender vencimientos por 4,3 billones de pesos a 2024 y 2015, lo que permitió «disolver las torres» de vencimientos preelectorales, que causaban inquietud.

«Inversores, empresarios, gobiernos de otros países, grandes ahorristas, digamos, ´el mercado´ en general, recibió muy bien este logro», sostuvo el viceministro de Economía.

«Suponía, con bastante ingenuidad, que mis colegas de Juntos por el Cambio, a quienes conozco desde hace años, reconocerían también el éxito de esta medida y empezaran a cambiar de discurso, colocándose en una postura más colaborativa. No para «ayudar» al actual gobierno, sino para sacar de la mesa de la discusión cosas que sólo hacen daño al país y a todas las fuerzas políticas», señaló en una columna publicada en otro medio.

En ese sentido, se preguntó que si gana la fuerza opositora querrían que «los inversores le tengan miedo a los bonos estatales » y que los ahorristas de los bancos les tengan temor a esos papeles.

También señaló que pensó que el diálogo iba a derivar en cuestiones más importantes como ser: «¿Qué podemos hacer para eliminar el déficit fiscal, así el Estado no debe aumentar su endeudamiento?».

No obstante, subrayó que a través de sus economistas «Hernán Lacunza, Guido Sandleris y Luciano Laspina, Juntos por el Cambio volvió a mostrar su rostro más intempestivo».
Rubinstein se encargó de desarmar frases opositoras sobre el canje como que se trata de «una operación vil y ruinosa»: «Un canje con mayor plazo, a tasas razonables, voluntario, ¿ruinoso para quién? Ciertamente no para el Estado (¿o es menos ruinoso acaso defaultear?). ¿Vil? Que significa hecha con maldad, una acción despreciable. ¿Este es el adjetivo para un canje voluntario de deuda? Muchachos…», expresó.
También se preguntó por qué piensan que «violaría el artículo 19° de la Carta Orgánica del BCRA»: «¿Por qué creen esto, si el BCRA no garantiza los bonos?», indicó.
Asimismo descartó que «violaría la Ley de Administración Financiera»: ¿Por qué dicen eso, si el Estado logra extender plazos y a tasas más bajas que las vigentes en el mercado? (¿Les gustaría tasas más bajas? ¿Qué tal si dejan de decir que una deuda menor al 10% del PIB es insostenible y ayudan de esa manera a que las tasas largas sean cada vez más bajas?)», puntualizó.
Además rebatió que «la deuda pasaría a vencer diariamente», por el mal llamado «put»: «Es raro que no entiendan que, con o sin seguro explícito, cuando un banco invierte en activos a mediano plazo (por ejemplo, 2 o 3 años) y sus pasivos son a 30 días (o menos), requiere alguna ventanilla de liquidez que pueda proveerle el BCRA (redescuentos de iliquidez o, en este caso, el llamado «put»)», indicó.
Advirtió que «los bancos ya tienen un put sobre la deuda pública (es decir, el canje no «agrava» la situación), y simplemente no lo usan porque hay que pagar por ese put, y a la hora de usarlo deben vender los bonos al BCRA a un valor más bajo que el de mercado. Solo en caso de ´corrida´ les convendría usarlo masivamente. ¿Qué caso podría ser este? Por ejemplo, que Juntos por el Cambio ganara las elecciones en 2023 y un influyente economista del Gobierno le dijera al Presidente: «Sr. Presidente, he llegado a la conclusión de que sobran muchos pesos». A lo que Presidente preguntaría: «¿Y usted qué sugiere?» A lo que el economista respondería: «Reperfilar la deuda»».
Concluyó que en ese caso, «el Presidente diría: «Bien.
Procedamos». Pánico en el mercado. Tenedores de bonos pugnando por vender. Y allí, el BCRA comprando la deuda, seguramente en medio de una corrida de depósitos. Corrida mucho más probable aún si se viera que el BCRA no actúa, con los bancos con muchos bonos a punto de ser defaulteados. Los depositantes tendrían sobradas razones para salir corriendo. Todo por la insensatez del Gobierno». También rebatió el argumento de que que «les dan a los bancos una opción que ningún inversor tiene».
Explicó al respecto que es «como si dijera, los bancos tienen acceso a redescuentos por iliquidez, pases contra bonos, etc. que los inversores individuales no tienen. Justamente, porque son bancos, y resguardar la seguridad de los depositantes es una función básica del BCRA».
En cuanto a la acusación de que «está acción (canje) podría generar serios problemas a la gestión presente y futura», recomendó a los economistas opositores que «no se preocupen tanto por la gestión presente».
«Para nosotros es una muy buena medida. Y en cuanto al futuro: si administrar el rolleo de una deuda menor al 10% del PIB, con vencimientos ahora más esparcidos en el tiempo, lo ven como un desafío demasiado exigente, ¿No creen que deberían revisar si se sienten en condiciones de ejercer el gobierno? Miren que está lleno de problemas más difíciles que este», advirtió.
Por otro lado, Rubinstein alertó que «los meses pasan y habrá que acordar un Presupuesto para 2024. Y hete aquí que este Ministerio es proclive a alcanzar un equilibrio fiscal primario cuanto antes (y luego superávit fiscal primario). Y ´un pajarito´ nos contó que Juntos por el Cambio, aparentemente, también acuerda con tal objetivo».
«¿Qué tal, entonces, si dejamos toda esta «pavada» de lado y empezamos discusiones técnico-políticas desde ahora, a ver si en 2024, en lugar del 0,9% de déficit (acordado con el FMI), ya con una economía más pujante (sin sequía, gasoducto NK1 completado, nuevo gobierno, etc), nos animamos a procurar un presupuesto equilibrado? ¿Qué gastos bajaríamos? ¿Qué exenciones impositivas podríamos dejar de lado? ¿Alguien propone subir impuestos? Mucho para discutir. Y quién sabe, tal vez nos podríamos poner de acuerdo», propuso.
Y les propuso a la oposición «dejar de proponer el default como herramienta de política económica» y «dejar de discutir sobre la necesidad del equilibrio fiscal y centrar la discusión en el «cómo lograrlo» (cuánto de baja de gastos, cuánto de suba de impuestos).
«No sería poco avance. Pueden llamar a la Secretaría de Política Económica y, si quieren, desde mañana podemos empezar a conversar», indicó.